El inventario de uno mismo
En un libro maravillosamente escrito por Bill Wilson
por allá en los años treinta y cuarenta, se hacen algunas preguntas dirigidas
hacia aquellos quienes quieren y tienen la perentoria necesidad de cambiar para
superar problemáticas que de otra forma seria casi que imposible lograrlo.
Entre estas tenemos las siguientes: “Quién quiere ser rigurosamente honrado y
tolerante? ¿Quién quiere confesar sus faltas a otra persona y reparar los daños
causados? ¿A quién le interesa saber de un Poder Superior, y aún menos pensar
en la meditación y la oración? ¿Quién quiere sacrificar tiempo y energía
intentando llevar el mensaje de recuperación al que todavía sufre? No, al
personaje típico común, extremadamente egocéntrico, no le interesa esta
perspectiva—a menos que tenga que hacer estas cosas para superar su problemática
y cambiar su propia vida.
Lo anterior enmarca perfectamente en un predicamento
que afirma que " La vida no examinada, no merece ser vivida". De ahí
que el inventario diario de lo bueno o malo que nos acontece es una magnifica
herramienta de autoevaluación que nos ayudara a encontrar el camino hacia la
mejoría y cancelación de diversos defectos de carácter.
A quién le gusta admitir la derrota total frente a una
situación que le agobia y que no puede superar? A casi nadie, por supuesto, ya
que a veces nos es difícil entregar los problemas a nuestro Poder Superior y
dejarlos ir. Lo anterior no implica abandono ni pereza sino sencillamente que,
cuando no podemos más nos rindamos ante el hecho y con una sincera oración ante
nuestro Creador le pedimos con humildad y fe que nos ayude a superar aquello
que tanto nos agobia. Es este es pues el comienzo del primer paso para salir
adelante frente a diferente clase de dificultades que se nos presenten.
Miami, Junio 3 de 2015
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