E N
M I O
P I N
I O N
No
que va, dice el pequeño implicado; yo no quiero estudiar puesto que en el
futuro voy a ser esto o aquello, sin precisar cómo es que lo va a lograr. Y ya
adulto, el ser humano le saca el bulto a la responsabilidad evitando o
protestando cuando le toca hacer algún curso o especialización que su trabajo
le exige. Y es que el prepararse, a la mar de conveniente, no es tarea fácil,
ya que requiere de un esfuerzo individual el que quizás se ve a ratos como un
imposible.
De
lo anterior se agrega el cuán importante resulta también ser responsables de nuestras fallas y equivocados
procederes, agregando con énfasis lo que dijo Benjamín Franklin “Cuando fallamos
en prepararnos, nos preparamos para fallar”, implicando esto que, quien no se
capacita y prepara adecuadamente, perfectamente se podrá clasificar en la
categoría de los “no se puede”.
Por
eso, cuando los padres le digan al niño “estudie mijito para que cuando grande
no sea un ignorante”, este, sin refunfuñar, debería estar dispuesto a
responder, como en épocas de antaño “Si
señor, o si señora”, sin mayor preámbulo o discusión, derivándose de ahí una
vocación necesaria para su paso por la vida.
Miami,
Enero 10 de 2015
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